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David había dicho aquel día: «Todo el que ataque a los jebuseos, que suba por el canal y hiera a los cojos y ciegos, a los cuales aborrece el alma de David.» De aquí el dicho: «Ni ciego ni cojo entrará en la Casa.» David se instaló en la fortaleza y le puso por nombre la Ciudad de David. Edificó una muralla en derredor, desde Milo hacia el interior. 10 E iba David adelantando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos estaba con él.

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